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miércoles, 17 de marzo de 2010

EL FRACASO DEL EXITO: SE ACABO LA MOTIVACION EN EL BARZA

EL FRACASO DEL EXITO

Cada día que pasa siento más respeto por lo que está haciendo Guardiola al frente del FC Barcelona. Tras marcar un hito como entrenador que difícilmente se volverá a repetir (conseguir seis copas en su primera temporada al frente de un equipo profesional) , ahora nos da una demostración de lo que es manejar el “Fracaso del Éxito”. Napoleón lo sabía cuando dijo: “El momento más peligroso llega con la victoria”. El éxito es más precario cuando tiene la apariencia de ser permanente. No tengo ninguna duda sobre el mensaje que manejará Pep ante el vestuario y la prensa los próximos meses. El pasado es eso, pasado. En el fútbol y en la vida solo vale el presente. Y el presente del FCBarcelona no dista demasiado del de Real Madrid o Xerez. Es 21 de Julio, todos los equipos han comenzado su pretemporada, por tanto contadores a cero para todos.

Algo que sucedió tan solo hace un par de meses (Los seis titulos) ya casi aparece en la memoria colectiva como historia en blanco y negro. Pep es inteligente, muy inteligente. Y no es por qué invente nuevos sistemas de entrenamiento o maneje terapias individuales alternativas sofisticadas y muy efectivas. Simplemente nos lleva unos pasos de distancia a la inmensa mayoría. Igual que cuando jugaba, él ve la jugada antes de que suceda, eso le permite analizar, buscar puntos a favor y puntos en contra, y en consecuencia, (casi)siempre toma la decisión correcta. Sus actuaciones y decisiones hacen que cuando las analices digas aquello de: “claro… normal, yo también lo hubiese visto, es evidente”. Es como el que ve un partido en video y le saca todo su jugo, ve los errores, decide las soluciones correctas. Con la salvedad que juegas con ventaja, ya que sabes el marcador final y la consecuencia de las decisiones tomadas. Lo difícil es hacer un buen “zumo” cuando estás en el banquillo y vives el partido en directo.

El caso Eto’o… el ejemplo más claro.

Los grandes equipos tienen una gráfica de vida semejante. Existe una curva ascendente inicial en la que se está formando el equipo y se empieza a entrever la posibilidad de éxito futuro. En ese periodo se producen los ajustes, los fichajes, las grandes actuaciones individuales. Puede durar entre uno y dos años. Esa curva se muestra claramente ascendente hasta que llega la consecución del “Éxito”. Éxito que, normalmente, supone también el punto de inflexión en la curva, el cambio de tendencia. Ahí comienza la bajada enpicada de la montaña rusa. Jugadores desmotivados, declaraciones que no vienen a cuenta, enfrentamientos personales. ¿Y el grupo? Los implicados se olvidan de que el éxito reciente y efímero que han tenido se consiguió a base de trabajo individual dentro del colectivo, siguiendo todos un mismo camino. En ese momento aparece el exceso de confianza, la vanidad. Y cuando aparece un problema nuevo (una derrota, un enfrentamiento entre jugadores, un cambio no aceptado) nos sentimos desconcertados y resentidos. ¿Cómo puedo tener problemas ahora que he triunfado? El éxito es muy caprichoso y para mantenerlo hay que cuidarlo de forma permanente. Entonces la victoria pierde su valor a menos que la utilicemos para cosas más importantes. Talleyrand comentó una vez: “Un hombre puede hacer cualquier cosa con una espada menos sentarse en ella”. Lo mismo es válido para el éxito.

Si digo Vilafranca todos sabréis a que me refiero. El FC Barcelona tras un año de éxitos, empezó su decadencia y final de ciclo en la final de la Supercopa contra el Sevilla de Manolo Jiménez. Tres jugadores claves: Ronaldinho, Deco y Eto’o dejaron que apareciese la vanidad en ellos. El colectivo dejó de ser importante, lo importante era remarcar quien tenía el mayor mérito en el equipo Campeón de Europa. Se perdió el hábito de seguir luchando. ¡Ya somos los campeones! Y ahí estuvo el error… La temporada pasada fuimos los campeones: “Contadores a cero para todo el mundo”.

De los tres jugadores nombrados sólo queda uno. Uno que pasará a la historia del FC Barcelona por haber marcado en dos finales de Champions, por haber sido uno de los máximos goleadores del equipo blaugrana. Por ser posiblemente uno de los mejores delanteros del mundo actualmente. Pero el fútbol no es solo eso.

El “feeling” de Guardiola.

Llámalo X o “feeling”, Pep tiene claro que si alguien puede fracasar de éxito es Eto’o. Tras un año comedido después de haber tenido la etiqueta de transferible la temporada pasada, ahora Eto’o se siente fuerte. Él puede ser la oveja negra. El rebaño está controlado, y sólo existe un lobo camuflado de oveja: Eto’o. Nadie se puede salir de lo que marque Guardiola. Nadie debe levantar una palabra más alta que la otra. Todos le escuchan, todos le hacen caso, pero hacen falta nuevas ovejas que guíen al grupo. Un nuevo líder de opinión con hambre de títulos que contagie al resto y que no deje dormirse a nadie. Ese puede ser Ibra o en su caso podía ser Villa. Hay que crear inercia. Sobran jugadores desmotivados y personalidades debocadas. Pep lo sabe, lo ha vivido como jugador y ahora lo utiliza como entrenador. Hay que cambiar para seguir igual.

El objetivo es mantener una curva de rendimiento permanente, una curva que tenga un macrociclo constante con microciclos cortos de relajación y motivación… y que coincidan los puntos más elevados con las citas semanales importantes. Una vez conseguido el primer objetivo: alcanzar el éxito, éste no se debe abandonar. Eso requiere muchas actuaciones. Motivaciones individuales, motivaciones colectivas, ilusiones personales, ilusiones colectivas. Mantener un mismo grupo de personas y conservar el hambre, la ilusión y la motivación resulta muy difícil. Requiere una personalidad muy fuerte. Personalidad que Pep sí que tiene. El resto… está por ver.

Un ejemplo a seguir…

Ganar no es fácil, no es algo que llueve del cielo. Es el fruto de un trabajo diario. Trabajo, que día tras día Pep demuestra. Todos conocemos las declaraciones de sus colaboradores. Pep es el primero en llegar y el último en irse. Es un ejemplo para los entrenadores en ciernes, pero también para cualquier persona. Todo el mundo sabe que para conseguir cosas importantes, debe existir un esfuerzo constante y permanente. A más de un entrenador “profesional” se le despertará un sentimiento interior de culpabilidad o de envidia. Pep es el “demonio” que nos hace ver nuestra propia mediocridad. La mediocridad de la rutina y el conformismo diario en nuestras actuaciones. El amor por la rutina que nos hace simples y limitados. Esclavos de la seguridad. Como dijo Ziggy, el gran filósofo de los tebeos: “La seguridad es saber lo que traerá el mañana. El aburrimiento es saber lo que vendrá pasado mañana.” YPr tanto… si no existe seguridad, existe atención, y nadie se relaja.

El año del FC Barcelona…

Tras las seis copas se piensa que se pueden tener pocas motivaciones más: como jugador o como entrenador. ¡Mentira! Pep se encargará de encontrar nuevas motivaciones para los que siguen, y grandes motivaciones para los que llegan. Los seis titulos ha estado bien, pero ahora que hay que hacer para pasar a la eternidad. Colocaría a éste Barça por encima del Dream Team, del Milan de Sachi, del Manchester de Ferguson, del Brasil de los 50. Os parece poco ese objetivo. Pero ésta es la idea global en una temporada que dura once meses. Pep tendrá que buscar metas más pequeñas que sean fácilmente comprensibles y que liberen de presión al jugador. Pep tendrá en la cabeza cada uno de los títulos. Algunos por ser la primera vez en la que participa y que por tanto no ha ganado. Otros como la Champions porque nadie lo ha ganado dos veces consecutivas. Pero éste no será el mensaje que transmita a los jugadores. No les enseñará el mapa del viaje completo… ellos ya lo conocen, y hacer hincapié sobre algo conocido, no puede hacer más que presionar en exceso o crear ansiedad. Sólo les hablará del próximo puerto. Primeras declaraciones en pretemporada: “No tenéis que demostrar nada a nadie”. Lectura: “centraros en el trabajo diario del colectivo y pensad que al principio habrá decepciones”.

Sólo existe el próximo partido, la próxima final. Los jugadores se han aprendido el mensaje de Pep de memoria, lo han hecho suyo y lo reproducen a la perfección. Pep sabe, que como en publicidad, el mensaje cala y llega al ser humano con los impactos suficientes en los momentos determinados.

La tarea no será fácil… pero como siempre, Pep ya lo sabía antes que nosotros y su plan ha comenzado.

¿QUE PIENSAN QUE DEBE MEJORAR EL BARZA EN ESTOS MOMENTOS EN QUE EL RENDIMIENTO HA DISMINUIDO Y YA NO ES PRIMERO EN LA LIGA?

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