RONALDO CON 17 AÑOS
La modalidad de las prácticas motrices sociales de la ciudad de Medellín que igualmente ha sido permeada, desplazada y reducida en cuanto a su riqueza sociomotriz; es la práctica del fútbol en todas sus estructuras en las que se desarrolla y expresa.
Afirmar que la disminución del numero de la población que practica y al mismo tiempo, la escasez del talento de los que profesan la acción de la modalidad deportiva del fútbol; es definir a diferentes variables como posibles causas del preocupante alejamiento de la capacidad cognitiva – táctica que fue característica evidente de los antecesores de este bello juego.
Sin duda alguna, nos encontramos en un presente en el que lo intracultural ha dado paso a lo multicultural; ya sea esto posibilitado por las relaciones que se establecen con lo intercultural tal como lo afirma Rubiela Arboleda Gómez: “el cruzamiento actual de los diálogos interculturales (dados en doble sentido: rural – urbano y Medellín – resto del mundo) hacen que surjan así, conflictos de valores, nuevos patrones de vida sin que se abandonen completamente los anteriores y se adoptan formas importadas que se asumen como propias”.[1] Todo esto hasta abarcar lo que ya conocemos todos como la globalización.
En otras palabras, lo que antes fue para nuestro medio una forma de enriquecimiento motriz, se ha convertido ahora en una dispersión del mismo; llevada a cabo por las manifestaciones multimotrices que abundan e influyen en las prácticas motrices sociales de la ciudad de Medellín. Esto es planteado en aspectos referentes a la Etnomotricidad en el que se afirma: “la dispersión motriz (intracultural) significa que al interior de una cultural los hábitos de comportamiento motriz están determinados por diferentes papeles que dentro de la misma, no funcione como un todo, sino como la sumatoria de diferencias de prácticas motrices como por ejemplo: alteraciones desde el espacio geográfico, roles, estatus, clases sociales, procesos migratorios, etc.)”.[2] Hecho éste que manifiesta el devenir del acto motriz supeditado a los cambios del entorno en el que cimienta sus bases.
La práctica de la modalidad deportiva del fútbol desde sus bases de formación se ha visto afectada por determinadas variables que al unísono redundan en la capacidad cognitivo – táctica que es el factor determinante en el proceso desde la formación, el desarrollo y la competencia del fútbol infantil y prejuvenil (12 a 16 años) ya que, “el futbol es (como todos los deportes de conjunto) de soluciones continuas en el que la acción de juego viene determinada por la solución a situaciones / problemas en donde la capacidad para los mismos tiene su fuente en los procesos mentales”[3]. Es así como dicha capacidad está por encima de los otros medios que componen el entrenamiento de tal proceso, como es conocido por todos: 1. El medio técnico, 2. El medio físico, 3. El medio psicológico y, 4. El medio teórico.
Las variables que comenzaron a encauzar a la capacidad cognitivo – táctica hacia la mecanización, la limitación y hacia deficientes respuestas de carácter mental de las demandas que exigen las acciones de juego caracterizado por la cooperación / oposición; se entrecruzan desde lo social, económico, cultural, psico-afectivo, didáctico y desde lo pedagógico; hasta las influencias dadas por el espacio físico en donde se desenvuelven como lo enuncia Gonzalo Medina Pérez: “por otra parte, la práctica del deporte se estructura con la cultura porque propicia que la expresión del individuo no se reduzca al cumplimiento de ordenes tácticas restrictivas, sino por el contrario la supere o recree mediante la habilidad, la imaginación, la creatividad, la innovación. Y esto sólo es posible cuando el deportista es capaz de sintetizar la inteligencia y la fuerza, dupla que constituye la esencia del ejercicio deportivo y que deja como balance el reencuentro de la alegría, el placer y la libertad. Y decimos libertad porque el deporte posibilita descubrir nuestras capacidades físicas e intelectuales, poder dominar nuestro cuerpo, controlar nuestros movimientos. Y esa es una contribución importante al logro de la felicidad”[4]. Como vemos, se tiene en cuenta todos los anteriores aspectos para el logro desde lo intercultural – deportivo.
Sumado a todo lo ya expresado hasta el momento, vemos con preocupación “uno de los signos mortales reconocidos en nuestra ciudad: la carencia de motricidad y el estatismo”[5], planteado por Rubiela Arboleda Gómez, al igual que “el alejamiento cada vez más de las calles, el potrero, el barrio y las canchas en particular para la práctica del fútbol que son el hábito natural donde el muchacho exhibe toda su sapiencia como ser social y deportivo”[6]. Expuesto por Gonzalo medina Pérez.
Ambos argumentos son una prueba surgida desde la reflexión intracultural que define al ser humano y su relación consigo mismo, con el entorno y con el movimiento. Ya que existe un estrecho vinculo entre lo motriz y lo cognitivo – táctico hasta el punto del sentido inverso como fue expuesto por Jean Piaget: “las acciones mentales no son más que acciones físicas interiorizadas”.[7]
De esta forma, vemos como los diversos agentes externos que han influido en lo cognitivo – táctico como la ya mencionada dispersión motriz, dada por la multimotricidad de las prácticas comunes sociales de la ciudad de Medellín producto de la comunión entre lo intracultural con lo intercultural; hace que sea obligatorio mencionar – más como compromiso ético y profesional – a los procesos de iniciación, formación, desarrollo y competencia llevados a cabo por las denominadas escuelas de fútbol, clubes deportivos y equipo de futbol en donde:
1. Existe una desarticulación entre lo cognitivo – táctico y la técnica.
2. Los modelos de enseñanza basados en el aprendizaje de los elementos del juego aislados del juego real.
3. La utilización de la técnica de base y la técnica competitiva a través de métodos de repeticiones en el que el alumno es actor pasivo de tal proceso de enseñanza – aprendizaje, dejando el mínimo espacio al estimulo de lo cognitivo – táctico dado éste, por la técnica específica.
4. La estructuración de una planificación del entrenamiento que ignora la deficiente historia y huella sociomotriz del alumno actual, a causa de su aislamiento del entorno, los juegos de la calle, “el potrero” que con anterioridad enriquecieron dicha historia y que plasmaron una identidad que los definieron como talentos por su capacidad cognitiva – táctica.
Podemos afirmar que el espacio geográfico en donde se concreta la historia y al mismo tiempo, en la que se configura la huella motriz de las prácticas motrices sociales; se ha visto “domesticado” por elementos externos que desplazan y al mismo tiempo borran literalmente, los referentes históricos que vivenciaron sus expresiones motrices pero desde un “ámbito salvaje” que les fue propio y natural, ya que sin duda alguna “las manifestaciones motrices corresponden a una gramática de las formas de vida que buscan restaurar y proteger modos de vida puestos en peligro, conforman una territorialidad en la que transitan los valores correspondientes a una autoconcepcion de la sociedad, autoconcepcion de nosotros”.[8] Tal como lo indica Rubiela Arboleda Gómez con lo que se desea conducir a la práctica del fútbol en el presente a un llamado especial del porqué el medio cognitivo – táctico se ve envuelto en medio de unos condicionantes que permanecen en el respectivo medio en el que afloró pero de una forma sutil.
Es por esas causas que se hace necesaria la supervivencia del medio cognitivo – táctica en forma directa a través de su acción y desde lo narrado, lo contado por sus “historiadores verbales” como lo menciona Cesar Luis Menotty quien adiciona a esto: “El chico empieza a los tres años a escuchar al padre que cuenta anécdotas de grandes futbolistas, al tío, a los amigos y continua viviendo en ese clima, impregnándose de esa historia”[9]. De esta forma narrativa se pretende que permanezca en el espacio – tiempo y a su vez se tengan en cuenta los múltiples factores que incidieron y que son necesarios para la formación de futbolistas desde lo cognitivo – táctico.
Sin lugar a dudas reconocemos a lo cognitivo – táctico como elemento eje de la modalidad deportiva del futbol al igual que lo hicieron varios autores que concluyeron: “existen elementos que se repiten y que conforman la realidad de juego. Dentro de esos elementos comunes e idénticos que están inmersos en el desarrollo de los juegos de conjunto (el espacio, la comunicación motriz, las limitaciones reglamentarias) la que ocupa el centro de atención de la estructura funcional de los deportes de equipo, es la estrategia o el acto táctico”[10]. Esto fue estudiado y analizado por autores como: Bayer, Parlebas, Theodoresco, Caron, Pelchat, etc. Basándose en una concesión estructuralista de los componentes comunes de dichos deportes.
Se elaboró un corto cuestionario conformado por cuatro interrogantes que buscan definir la incidencia que existe entre la relación acción / solución que la lógica interna del fútbol infantil y prejuvenil demandan. Tales interrogantes son:
1. ¿Se juega para pensar?
2. ¿Se piensa para jugar?
3. ¿Se juega pensando?
4. ¿Se piensa jugando?
En donde:
1. Se juega pensando, es la definición concluyente para enmarcar al medio cognitivo – táctico como el de mayor incidencia dentro de un plan planificación para el proceso de formación, desarrollo y competencia en lo que respecta al futbol infantil y prejuvenil (12 a 16 años)
2. El método global como herramienta básica y necesaria para el proceso enseñanza – aprendizaje estimulando desde lo cognitivo – táctico y al mismo tiempo integrando los demás medios del entrenamiento deportivo dando así respuestas tanto a la relación de la acción / solución (comunicación y contracomunicacion motriz) y demás elementos característicos de la lógica interna del juego del futbol.
3. Se deben ejecutar programas de formación, desarrollo y competencia en el futbol infantil y prejuvenil (12 a 16 años) que se hagan desde una perspectiva integradora y no desde una que desarticule los elementos del entrenamiento.
4. Teniendo en cuenta lo propuesto hasta el momento, se establecen elementos didácticos y pedagógicos con sus respectivas metodologías que buscan satisfacer los requerimientos surgidos de las acciones de juego propias del futbol; brindando así mayores respuestas asertivas y espontáneas. De esta forma se busca aportar a un proceso de formación en el futbol infantil y prejuvenil (12 a 16 años) que supere las barreras dadas por la dispersión motriz intracultural producto de las ya mencionadas relaciones interculturales.
Si cada uno de nosotros reflexionáramos sobre la importancia de la historia y su correspondiente huella motriz en lo referente a la modalidad deportiva del futbol, dejaríamos a un lado esa duda de que “el jugador nace o se hace” y quedaría despejada si se tuviese claridad de la interrelación que existe entre lo cognitivo – táctico y el espacio geográfico donde se cimienta y se construyen las bases del talento, sumado a la contribución de un proceso que tenga en cuenta todos estos factores que hacen parte de la sociomotricidad. Dicho de otra forma: “Si, hay un talento, una predisposición natural, una habilidad digamos, pero el resto es formación”. Expresión hecha por el Argentino Cesar Luis Menotti, quien agrega, “A los crack hay que formarlos; hay que hacerlos, es falso que se encuentran en la calle. Lo que pasa es que muchos no quieren emplear el tiempo necesario o no tienen la capacidad suficiente para ello”[11]
BIBLIOGRAFIA
(1, 5 y 8) Arboleda Gómez Rubiela, Documento, Las expresiones motrices: una alternativa de reconstrucción de cultura en Medellín. Revista Educación Física y Deporte, Vol. 17. Enero/Dic. 1995. IUEF, UdeA.
(2) Documento: Etnomotricidad: método de análisis y teorías sociológicas, Junio de 1997. IUEF, UdeA., 1993
(3) Documento: Técnica I. Memorias curso de técnicos. Liga Antioqueña de Fútbol – Indeportes Antioquia. Felipe Merino. 2007.
(4) Medina Pérez Gonzalo, Una Gambeta a la muerte, fondo Editorial cooperativo, Pág. 24, 1994. Colección Ensayo.
(6) Medina Pérez Gonzalo, “Escuelas de Futbol”, ¿fabrica de talentos? El colombiano. Pág. 2D, 24 marzo de 1996.
(7) Jean Piaget, citado por: Benilde Vásquez. Libro: La Educación Física en la Educación Básica. Pág. 84
(9, 11) Menotti, Cesar Luis. Documento: Aspectos a tener en cuenta en la selección infanto-juvenil. 2004.
(10) Documento: Estructura funcional de los deportes de equipo. Instituto de Educación Física, Recreación y Deporte. U de A. 1997.
RONALDO CON 17 AÑOS
1 comentario:
Yo soy partícipe de la consideración de que en el jugador existen seis estructuras: la condicional, la cognitiva, la emmotivo-volitiva, la creativo-expresiva, la socio-afectiva y la coordinativa y para mi cada una tiene su importancia.
El hecho de que se hable de un futbol más cognitivo es porque la metodologia clásica no le daba la suficiente importancia. Pero ojo, no es la solucion absoluta para crear un gran jugador de futbol. Para eso creo que es necesario trabajar conjuntamente las seis estructuras mencionadas.
Posted by Antonio Campos
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