¿Factores que determinan quién gana y quién pierde?
Los entrenadores deben reconocer que existen dos factores principales que determinan si un atleta o equipo gana una determinada competición:
1. Lo bien que se desempeña el atleta y/o el equipo en una competición específica.
Todo individuo y/o equipo es capaz de cierto nivel de desempeño. De qué manera el atleta utiliza esa capacidad durante la competición es el factor principal de la victoria.
El desempeñarse a un nivel que no es el óptimo puede abrirle la puerta a la derrota.
2. Programación.
Aunque pueda parecer obvio, el siguiente factor importante es la calidad de la competición.
Los competidores inferiores pueden, y a veces de hecho logran, ganarle a atletas superiores, pero no se puede disputar el papel poderoso que tiene la programación en el ganar o perder.
Una vez que se ha establecido el programa y se conoce al oponente, el desempeño se convierte en el factor determinante. Cuando los atletas o equipos se desempeñan a su máximo potencial en general obtienen la victoria contra adversarios más débiles.
Esto no puede aseverarse con certeza porque la victoria puede ser esquiva. La incertidumbre y el misterio del resultado es sin duda lo que le da al deporte gran parte de su intriga y magia. El ganar es un desafío.
Sin embargo, en el mejor de los casos, sólo el 50 por ciento de los participantes pueden obtener la victoria en una competición deportiva. Sólo un equipo sale victorioso.
¿Significa esto que todos los demás se convierten en perdedores? ¿No existe acaso la oportunidad de obtener logros, satisfacción y diversión sin ganar? ¿Es realmente el ganar la meta final del deporte, o existe acaso un objetivo más importante y una meta más alcanzable?
LA VICTORIA COMPARADA CON EL ÉXITO.
Todos tienen la oportunidad de alcanzar el éxito si dicho éxito se define como el des empeñarse a su máxima capacidad, en vez de concentrarse solamente en el resultado de una determinada competición.
El enseñar a los atletas a concentrarse en el éxito en vez de la victoria alimenta los factores que en última instancia llevan a ganar la competición.
Éxito = Capacidad + Preparación + Esfuerzo + Voluntad+
Capacidad: Todo el mundo posee capacidad, pero no está distribuida igualitariamente ni de manera predecible. Esto es válido tanto para los entrenadores como para los atletas. Muchas veces la capacidad es un don de nacimiento, pero eso no garantiza ningún éxito. El desafío no es el tener capacidad, sino desarrollar y utilizar la capacidad que tenemos.
Preparación: Podemos utilizar nuestras capacidades mejor si invertimos en prepararnos. El talento virgen sólo puede transformarse en capacidad mayor a través de un proceso de preparación consistente y persistente. En el fútbol, esta preparación se denomina entrenamiento. A través del entrenamiento apropiado, los atletas se vuelven más veloces, fuertes, capacitados, hábiles, seguros de sí mismos y mentalmente fuertes. Pero aunque es importante desarrollar una capacidad mayor, el hacerlo no garantiza la victoria en una competencia.
Esfuerzo: La capacidad desarrollada alcanza su potencial cuando es expresada a través del desafío de la competición. Dicha expresión se logra cuando el esfuerzo mental y físico nos permite utilizar cada gramo de nuestra capacidad. Aún así, muchas veces los atletas llegan a las etapas finales de la carrera agotados, habiendo dado todo lo que ellos creen posible, pero necesitando un poco más. ¡En el mundo del deporte, esto se llama… el momento de la verdad!
Voluntad: El momento de la verdad es real, tanto en el deporte como en la vida. Es el momento en que uno cree que ha dado todo lo que puede, pero se da cuenta que se necesita todavía más para alcanzar la victoria. Muchas competiciones atléticas se ganan o se pierden en este momento decisivo. Algunos atletas son capaces de utilizar una fortaleza interior para hacer un esfuerzo aún mayor que el que creyeron posible.
Estos atletas usan su voluntad y tienen el poder de utilizar su reserva personal una y otra vez de ser necesario.
Los atletas y los equipos alcanzan el éxito cuando se entrenan duro para desarrollar su capacidad, se esfuerzan todo lo posible en la competición y demuestran la voluntad necesaria para exigirse más allá de los límites impuestos por ellos mismos.
Muy a menudo, los entrenadores y atletas se pierden la oportunidad de experimentar el orgullo y la satisfacción del éxito porque le dan demasiada importancia al ganar.
Más a menudo, los entrenadores y atletas pierden la oportunidad de ganar porque no logran primero ser exitosos.
ALCANZAR EL ÉXITO:
A diferencia de lo que sucede con la victoria, el atleta puede experimentar el éxito todos los días. Sin embargo, no se lo alcanza fácil o inmediatamente. Los atletas deben ser entrenados para desarrollar específicas actitudes personales como requerimiento para alcanzar el éxito. Robert Goodwin, entrenador de fútbol de la Universidad de St. Lawrence, identificó seis de esas actitudes:
1. El deseo de esforzarse para alcanzar la excelencia.
2. La comprensión de que nada valioso puede alcanzarse sin trabajo duro ni dedicación.
3. El deseo de desplegar confianza en sí mismo.
4. El deseo de mostrar las capacidades propias en la competencia.
5. El deseo de cooperar como parte de un equipo.
6. El deseo de divertirse.
EL DESEO DE DIVERTIRSE:
El deseo de divertirse requiere atención especial. Los deportes deberían ser divertidos tanto para los atletas, como para los entrenadores. La oportunidad de divertirse está constantemente identificada por los estudiantes como el incentivo número uno para participar en deportes en la escuela secundaria. Pero la diversión a la que hacemos referencia no es la diversión sin sentido que observamos en nuestros vestuarios, en el ómnibus, o en fiestas organizadas por los equipos; sino el orgullo, satisfacción y realización que un joven experimenta al mejorar su fortaleza, velocidad y capacidad luego de horas de entrenamiento y práctica. Es la emoción y el entusiasmo que se experimenta al alcanzar un nuevo logro personal en la competición. Ésta es la diversión que buscan todos los atletas y entrenadores: la diversión de sentirse bien con uno mismo.
Cuando los atletas experimentan este tipo de diversión, se sienten consumidos por el deseo de experimentar más… preferentemente lo antes posible. La actitud más importante que enseñan los entrenadores puede ser desarrollar este deseo de diversión.
Cuando los atletas han satisfecho el deseo de divertirse, son más propensos a:
• Esforzarse con todo su corazón para alcanzar la excelencia.
• Dedicarse al entrenamiento duro en forma persistente y consistente.
• Mostrar la confianza en sí mismo que requiere entrenar y competir entregando lo mejor de uno, al tomar decisiones difíciles y hacer sacrificios.
• Estar ansioso por mostrar su capacidad en la competición, sin miedos ni duda sobre sí mismo.
• Ganar fortaleza personal al respetar, ayudar y preocuparse por sus compañeros de equipo.
Entonces ¿respecto de ganar?
¿Dónde debería ubicarse entonces la victoria en nuestra filosofía de entrenamiento?
Como mencionamos antes, casi todos los entrenadores preferirían ganar todas las competencias. Sin embargo, si nos enfocamos con realismo, es importante que esos entrenadores admitan que no interesa mucho si nuestros equipos ganan o no todos los partidos. Lo que sí importa es que ganemos la batalla de realzar la vida de nuestros atletas mediante la experiencia de participar en el fútbol. Para los entrenadores, ésta representa la mayor victoria que pueden obtener. Ésta es la verdadera medida de lo que significa el éxito en la profesión de entrenador.
CONDICIONAR EL ENTORNO:
La mayoría de nosotros cree que los deportes enseñan a los participantes grandes ideales y admirables cualidades personales tales como orgullo, valor, confianza y respeto. Lamentablemente, esto no siempre es verdad. Ninguno de estos ideales y atributos son inherentes al deporte. Es el entrenador quien enmarca la experiencia de participar en deportes dentro del ambiente que él crea para su programa. Por cada atleta que sintió orgullo por el deporte, existen otros que experimentaron la crítica implacable y el ridículo por parte de sus entrenadores. Por cada atleta que adquirió valor por la competición, existen otros controlados por el miedo al escrutinio intenso y a las grandes esperanzas que sus entrenadores depositan en ellos. Muy a menudo, los atletas desarrollan actitudes tales como falta de respeto, odio y venganza hacia sus adversarios, autoridades, compañeros de equipo y entrenadores.
El deporte es tierra fértil para el aprendizaje. Los entrenadores, tanto buenos como malos, son maestros eficaces. Las lecciones que se aprenden, se aprenden bien.
Consciente o inconscientemente, el entrenador idea y controla su ambiente deportivo.
Cada entrenador es alentado a invertir tiempo y esfuerzo significativo en crear un ambiente que alimenta el orgullo, la seguridad, el valor, el respeto, la responsabilidad, la confianza, la preocupación por el prójimo, el liderazgo y otros atributos que considere importantes. Estos atributos deben reflejarse y constantemente reforzarse con las actitudes, palabras, acciones y el comportamiento del entrenador.
ALGUNAS IDEAS ACERCA DE SABER CÓMO COMUNICARSE.
Sin duda alguna, la clave para ser un entrenador exitoso reside en la capacidad de comunicarse eficientemente. La comunicación es un proceso en el que intervienen dos partes: el emisor y el receptor. Se desarrolla de varias maneras, algunas en forma explícita y otras en forma sutil. Los entrenadores se comunican con sus atletas a través de lo que dicen, lo que escriben, lo que hacen, y cómo se comportan. Para comunicarse eficientemente, los entrenadores también deben recibir comunicación por parte de sus atletas; es decir, deben escuchar.
Pautas para mejorar su capacidad de comunicación :
• Comprender que la responsabilidad de cualquier tipo de comunicación reside en el emisor, no en el receptor.
Si usted considera importante hablarles y escribirles a sus atletas, asegúrese que se entienda el mensaje, repitiéndolo, reforzándolo y revisándolo. La comunicación debe ser un proceso en marcha, especialmente si se trata de atletas de la escuela secundaria.
• Comuníquese con aquellos que se encuentran en un nivel inferior tal como lo haría con aquellos en un nivel superior.
A menudo algunos entrenadores inconscientemente se comunican con atletas más jóvenes o inferiores en una manera condescendiente o degradante. Pregúntese si las palabras que utiliza, el tono de voz y la forma en que se expresa reflejan el tipo de actitud y respeto que le gustaría a usted recibir cuando se comunica con su director de deportes.
• Comuníquese con sus atletas en forma regular, coherente y detallada.
Facilite la comunicación realizando, como mínimo, una reunión de equipo por semana, para que sus atletas puedan anticipar o prever ciertos mensajes. Evite hablarles simplemente a sus atletas. Aliéntelos a que hagan preguntas y participen.
• Instruya constructivamente.
Muy a menudo, a los atletas sólo se les remarca lo que están haciendo mal. Resulta más importante, y mucho más eficaz, decirles cómo hacerlo bien al:
• Reforzar lo positivo.
• Elogiar lo que sus atletas realizan bien, preparándolos para recibir su próxima instrucción.
• Explicar el error y cómo corregirlo.
Sea específico y conciso. Los atletas sólo pueden procesar una cantidad limitada de información por vez. Sea paciente y tanga cuidado de no mostrarse frustrado.
• Reforzar lo positivo.
Agregue instrucciones entre dos comentarios positivos, para no prestarle demasiada atención a la corrección continua.
COMPRENDER LA MOTIVACIÓN
La motivación se origina dentro de la persona. La motivación no puede ser dada a alguien, sino que se la alimenta, se la nutre y se la desarrolla. La palabra motivación deriva de la palabra motivo, que es el deseo de satisfacer una necesidad. La primera necesidad que todos tenemos es la necesidad de sentirnos útiles. Nuestra autoestima se realza mayormente por sentimientos de aptitud, realización y aceptación. En pocas palabras, nos sentimos mejor con nosotros mismos cuando sentimos que somos buenos para algo. Trabajamos firmemente para mejorar en áreas donde creemos que tenemos el potencial para el éxito. Cuanto más nos esforzamos en mejorar, más se realza nuestra autoestima a medida que crece nuestro sentimiento de aptitud. Los logros y el reconocimiento refuerzan nuestra dignidad. También medimos nuestra autoestima a través de la aceptación de otros, especialmente a través de la sensación de pertenencia a un grupo de pares.
La necesidad de sentirse valioso es el elemento único y más poderoso de la motivación. Debería advertirse fácilmente por qué los deportes son un vehículo perfecto para estimular el sentido de autoestima de las personas. Sin embargo, debido a que unos pocos resultan campeones, existe el peligro de que los atletas identifiquen la autoestima con la capacidad de ganar una competición. El mensaje para el entrenador es el siguiente: a pesar de que no podrá hacer que todos sus atletas se sientan talentosos, podrá lograr que se sientan más competentes. A pesar de que no podrá hacer que todos sus atletas sientan que han alcanzado muchos logros, advertirá que cada uno de ellos tiene cierta sensación de éxito real. Lo que puede garantizar, es que cada uno de sus atletas se sienta importante y aceptado. No les exija que se ganen su aceptación. Acéptelos incondicionalmente. Hágales saber que está bien que cometan errores. Si les otorga a sus atletas la seguridad de tener su tiempo, energía, interés, fe y confianza, se sorprenderá de las grandes cosas que ellos se atreverán a hacer.
Manual del entrenamiento de futbol. L84foundation
RECOPILACION FUTBOL FORMATIVO
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