El fútbol, deporte espectáculo de masas es, además de fuente de emociones intensas, una actividad que refleja modelos de actuación alineados con modernos sistemas de gestión empresarial. No se trata precisamente de lo que nos trasladan algunos casos de gestión personalista como los que han dado lugar a espectaculares rentabilidades o pérdidas a efímeros responsables de una entidad deportiva de nuestra Comunitat, ni tampoco al conocimiento, que una élite de contados exfutbolistas difunden en selectos círculos de liderazgo/gestión de equipos de alto rendimiento.
Me refiero a ese otro conocimiento que se difunde de forma mucho más tenue y humilde en las entrevistas que los profesionales de la información realizan a futbolistas de cualquier nivel y en los que, más allá de la literalidad tópica del argot , trascienden conceptos del management moderno. Hay profundas enseñanzas a extraer de las numerosas respuestas-tipo empleadas por los profesionales del medio futbolístico: "de las derrotas se aprende", "yo trabajo cada día y el entrenador decide el domingo", "lo que ocurre en el campo debe quedar en él", "los trapos sucios se lavan en el vestuario" pero me voy a referir a dos mensajes, que considero de especial significado en una situación de crisis empresarial/laboral que requiere el esfuerzo de todos para resolverla. El primero de ellos es el conocido "trabajemos bien cada día y vayamos partido a partido", que los futbolistas utilizan para responder respecto a la posibilidad de consecución de utópicos objetivos. Su lectura, además del mensaje siempre razonable de que para realizar cualquier proyecto es importante pisar suelo, apuesta por la superación continua como la mejor herramienta para conseguir objetivos. En un momento de grandes incertidumbres y de falta de recursos, es más importante que nunca aplicarnos en las pequeñas mejoras diarias en vez de obsesionarnos por ambiciosos y lejanos objetivos. En definitiva, los futbolistas nos marcan la preferencia de la estrategia de mejora de los procesos frente a la obsesión por los resultados. El segundo principio es el recurrente "como se entrena se juega" y que encierra claves de esfuerzo/constancia / adiestramiento, tan alejadas de las prácticas de muchos, que esperan que, de la nada, surja un domingo de éxito.
Frente a casos de profesionales poco comprometidos, que justifican su falta de motivación en causas exógenas, y que piensan que su rendimiento crecería espectacularmente con algún incentivo, todos podemos aprender del modelo de trabajo de grupos de 20/25 jugadores de cualquier categoría de competición, que se aplican con denuedo en el entrenamiento diario y que, en vez de dejarse arrastrar por la frustración de sus expectativas personales - pocos tienen la posibilidad de ser estrellas- , trabajan con la ilusión de serlo. Siguiendo con la sabiduría del fútbol, "sepamos leer el partido de nuestra vida profesional", reaccionando positivamente ante los cambios que vayan apareciendo; analicemos nuestros problemas y apliquemos acciones correctoras que eliminen las causas raíces de los mismos, en vez de combatir sus síntomas; incluyamos en nuestra tarea diaria la búsqueda permanente de la mejora continua y practiquemos la autodisciplina, para mantener nuestros siempre superables estándares de actuación. Sólo así, trabajando y mejorando cada día alineados con los objetivos colectivos, podremos conseguir que algún domingo, nos iluminen los focos del estadio.
levante-emv.com Joaquin Villalba
RECOPILACION FUTBOL FORMATIVO
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