Observando los partidos de este mundial Sub-20-2011 en Colombia. Analizamos que es difícil determinar/reconocer cuál es el país que representa a una delegación en concreto. Las características de ciertos futbolistas pertenecientes a algunos países, me hacen confundirlos. No sé ahora con seguridad absoluta, cuál es el país de Inglaterra, por citar un caso. Parece como si unas selecciones se hubieran reforzado.
De toda esa confusión que nace sobre las diferentes naciones internacionales y sus notables diferencias que existen entre los biotipos de los mismos futbolistas que las integran, me hacen pensar/reflexionar y construir la siguiente hipótesis:
“El fenómeno de la disminución del talento infantil y juvenil está esparcido por todo el planeta futbolero. Las causas están inmersas en los procesos formativos con metodologías de enseñanza-aprendizaje que se estructuran en desacuerdo con lo que el fútbol es en esencia: global, integral, integrado, interrelacionado y sistemico”.
Cualquier persona tiene la falsa creencia de que el director técnico/entrenador, preparador físico, etc., sólo tiene conocimientos en el área deportiva. Piensan erróneamente que para entablar una conversación informal debe hacerse desde lo netamente futbolístico. Qué van a imaginarse que el conocimiento abarca hasta situaciones universales. No todo puede ser ¡Simplemente fútbol!
Aunque ser educador físico, director técnico/entrenador, preparador físico, monitor, etc., sean mal vistas como profesión, les aseguro lo importantes y valiosas que son para la formación y el crecimiento personal tanto de los futbolistas como de los encargados de encauzar tal proceso educativo. Para la muestra un botón:
"Mucha gente dice que el fútbol no tiene nada que ver con la vida, no sé cuánto saben de la vida pero de fútbol, no saben nada..."
"Mucha gente dice que el fútbol no tiene nada que ver con la vida, no sé cuánto saben de la vida pero de fútbol, no saben nada..."
Si bien el fútbol ha sido mi mayor maestro, ¿Por qué el futbolista de base no ha sido un buen alumno?
1- EL PROCESO FORMATIVO: ENSEÑAR CONOCIENDO
Cada uno de nosotros está en condiciones de edificar el conocimiento si se atreven a convertir en escritos, lo que han pensado, indagado, opinado, analizado y concluido durante todo el tiempo que practican reflexionando en su carrera como protagonista directo de lo formativo a través del fútbol.
Conocer se convierte entonces, en “desmenuzar” el objeto de estudio (el fútbol) y lo que dicho objeto lleva al accionar/jugar (el futbolista). Nos adentramos de esta manera en conocer lo que hacemos y enseñamos-aprendem
EL CONOCIMIENTO Y LA COMPRENSIÓN DEL JUEGO:
A- El juego reglamentado (2)
En el fútbol, clasificado como un juego reglamentado, la comunicación motriz adquiere su forma más elevada, puesto que añade a las acciones de colaboración entre los miembros de un equipo las acciones de oposición con respecto al equipo contrario.
El espacio supone una utilización compleja. Suelen aparecer diferentes tipos de subespacios (Zonas restringidas, zonas prohibidas, etc.). Las demarcaciones no sólo están muy definidas sino que suelen responder a medidas estandarizadas.
La estrategia se suele basar en acciones de defensa-ataque. Los equipos son siempre estables y existe una reflexión colectiva en torno a las acciones comunes a realizar.
La reglamentación es complicada y supone en el individuo un aprendizaje previo para poder jugar correctamente.
El progreso realizado previamente a través de la comprensión y el análisis de los elementos que configuran la lógica interna de los juegos (El espacio, la estrategia, la comunicación motriz, las limitaciones reglamentarias), sitúa al niño en condiciones de abordar con seguridad las dificultades que le supone esta práctica. Conoce el espacio y su utilización; sabe que debe colaborar en equipo y comunicarse con sus compañeros, así como oponerse a sus adversarios; el ataque y la defensa son conceptos asumidos. Sólo debe adaptarse a la normativa que exige el reglamento.
B- El fútbol como juego deportivo colectivo: De las concepciones a las metodologías. (3)
El desarrollo de las diferentes modalidades deportivas ha sido influenciado por diversas corrientes de pensamiento y por los conocimientos provenientes de múltiples disciplinas científicas. Esos conocimientos tuvieron un impacto importante, primero en las modalidades individuales como el Atletismo y la Natación, y posteriormente en los JDC (Juegos Deportivos Colectivos), a través de la transposición directa de medios y métodos, sin tener en consideración la especificidad estructural y funcional de este grupo de deportes.
Estas situaciones condujeron a que aun actualmente se sientan fuertes influencias de estos métodos, no sólo en el plano estratégico-funcional, sino también en el plano táctico-técnico.
Una de las consecuencias más evidentes ha sido la obsesión por los aspectos de la enseñanza y el aprendizaje centrados en la técnica individual (Bonnet, 1983), partiéndose del principio de que la suma de todos los desempeños individuales provoca un riesgo cualitativo en el equipo y también de que el gesto técnico aprendido de una forma analítica positiva provoca una aplicación eficaz en las situaciones de juego.
Desde los años sesenta la didáctica de los JDC descansa en un análisis formal y mecanicista de soluciones preestablecidas. La enseñanza de estas modalidades consiste frecuentemente en hacerles adquirir a los practicantes sucesiones de gestos técnicos, empleando mucho tiempo en la enseñanza de la técnica y muy poco o ninguna enseñanza del juego propiamente dicho (Gréhaigne & Guillon, 1992).
En los años noventa, una sesión de los JDC se presenta casi de la misma forma: 1. Calentamiento con o sin balón (habitualmente sin balón); 2. Cuerpo principal de la sesión, donde son abordados los gestos con o sin oposición; 3. Parte en función del tiempo disponible, se utilizan jugadas típicas (juegos reducidos o juego formal).
Esta concepción, que privilegia el desmontaje y el hecho de volver a hacer los gestos técnicos elementales y su transferencia a las situaciones de juego, no debe de constituir más que una de las vías posibles la enseñanza de los JDC (y del fútbol en este caso en particular). Con esta perspectiva se enseña el modo de hacer (técnica), separado de las razones de hacer (táctica).
Ahora en los JDC el problema fundamental en que se coloca al individuo que juega, es esencialmente táctico. Se trata de resolver una situación, varias veces y simultáneamente, cascadas de problemas no previstos a priori en su orden de aparición, frecuencia y complejidad (Mezler, 1987). Así es conveniente que la técnica responda a las situaciones del juego, en la medida en que el jugador debe, en una situación de oposición, coordinar las acciones con la finalidad de recuperar, conservar y hacer progresar el balón, teniendo como objetivo acercarse a la zona de remate y conseguir un gol o un punto (Gréhaigne, 1992).
NOTA: Recordar las fases del juego: 1-Recuperar, 2- Tenencia, 3- Avanzar y, 4- Definir.
Una vez superadas las dificultades de identificación del proceso de enseñanza/aprendizaje del juego con el aprendizaje de los gestos técnicos, se producen reacciones que, en su mayoría, conducirán al entendimiento del juego a partir de la noción de equipo. A todo esto contribuyeron varios especialistas, de entre los cuales permitimos destacar al rumano Leon Teodorescu y el francés Claude Bayer. A partir de las perspectivas de estos autores, el equipo pasa a constituirse como elemento central del proceso de enseñanza/aprendizaje de los JDC. La noción de interacción, de relación de fuerzas entre los elementos constituyentes del colectivo, adquiere, según esta perspectiva, su verdadera dimensión.
El equipo pasa a ser entendido como un microsistema social complejo y dinámico (Teodorescu, 1984), representando algo cualitativamente nuevo, cuyo valor global no puede ser traducido por el sumatorio de los valores individuales, pero sí por una nueva dimensión que emerge de la interacción que ocurre al nivel de los elementos que lo conforman.
C- Entrenarse jugando (4)
Fundamentos metodológicos para una teoría del entrenamiento adecuada al juego
· La competición, punto de partida y meta del entrenamiento:
La acción combinada de todos los factores que determinan el rendimiento deportivo y su concentración en el factor de rendimiento que es la táctica exigen que el entrenamiento se diseñe lo más parecido posible a la competición (=el juego), en la cual se le preste una especial atención al aspecto de aplicación de los factores que determinan el rendimiento para así lograr la solución óptima a los problemas que plantea el juego. El jugador debe enfrentarse constantemente al sistema de referencia compañeros-contrarios-balón-espacio de juego-finalidad de la acción y sus propias condiciones de rendimiento. Por esta razón, los métodos y medios de entrenamiento, así como las formas de ejercicio y juego deben estar dirigidos siempre hacia estas exigencias complejas de la actividad a la competición. Ello lleva por fuerza a una revalorización del denominado “Modelo competitivo” con el punto central en el “Modelo de juego” a la hora de utilizar de forma concreta las formas de entrenamiento que más se acercan al juego real. En este sentido, hay que cuidar de incluir elementos que sean adecuados a la competición y exigencias de rendimiento que estén en consonancia con la edad de los jugadores.
De acuerdo con esta orientación básica, queremos presentar una breve caracterización del juego del fútbol.
El fútbol pertenece al grupo de los juegos de competición y carrera con goles, marcas y cestas; es uno de los juegos deportivos que más gustan con un desarrollo extraordinariamente dinámico.
Se presupone que el lector conoce la idea del juego y las reglas más importantes.
· Metodología de la aptitud para el juego:
La finalidad del entrenamiento consiste en el desarrollo de la aptitud para el juego, específicamente para el fútbol, para poder cumplir las exigencias del juego de equipo que es el fútbol.
Ahora se pueden crear las condiciones de rendimiento necesarias para el desarrollo de la aptitud para el juego de las formas más diversas. De acuerdo con las exigencias didácticas, debe prevalecer un entrenamiento con medios concordes con el juego. Es decir, ponemos el “Modelo de juego” en primer plano. Es el método de entrenamiento con los mayores grados de libertad en la regulación de la actuación.
La actividad de juego, o sea la actuación del jugador, se caracteriza siempre por series de actuaciones de actuaciones determinadas tácticamente, aunque sea de forma simplificada. Para ello se requiere de un alto nivel de procesos cognitivos de los participantes directos e indirectos en el juego. Ello concierne especialmente a las exigencias hacia los participantes en cuanto a:
· Percepción y anticipación compleja de situaciones.
· Las decisiones permanentes y acordes con la situación, así como también,
· La solución motora (técnica) de situaciones de juego de acuerdo con la situación.
También hay que tener en cuenta que el método de juego se caracteriza por una alta emocionalidad en comparación con otros métodos de entrenamiento y, por tanto, puede agotar grandes cantidades de reservas de rendimiento.
· Táctica de grupo:
De acuerdo con la esencia del juego de equipo, también es posible hacer realidad la idea de juego en el fútbol por medio de una cooperación de los jugadores con unos fines concretos. El rendimiento del equipo tanto en el ataque como la defensa se produce por medio de una actuación interindividual adecuada y determinada en grupos de jugadores, y se manifiesta finalmente en la realización de diferentes sistemas de juego.
Lo característico de la táctica de grupo son las acciones estandarizadas y no estandarizadas.
La finalidad principal del entrenamiento táctica de grupo consiste en conseguir una actuación en conjunto de los jugadores que tenga un objetivo concreto y adecuado, para así llevar a cabo objetivos de acciones tácticas que requieren la coordinación temporal y espacial de las actuaciones de los jugadores, teniendo en cuenta el comportamiento del contrario.
Para muchos colegas directores técnicos, entrenadores, monitores e instructores resulta paradigmatico; tener que seber/conocer de sistemas de juego, lo técnico, táctico, psicología, lo social, metodologías de enseñanza, reglas de juego, en fin; capacitarse para todo lo que se requiere en esto de realizar procesos en el fútbol de base. Hasta llegar a “batallar” con los padres de familia.
Al momento de ser abordados por alguno o los dos progenitores del niño para exponer sus ya comunes reclamos:
“¿Por qué mi hijo jugó solamente el primer tiempo?”, “¿Por qué jugó apenas el segundo tiempo?”, “¿Por qué salió de suplente?”, “¿Por qué lo sustituyeron cuando faltaban 15 minutos para acabarse el partido, sabiendo que lo estaba haciendo bien?”, “¿Por qué ingresaron al mal jugador de Carlitos y se perdió el juego? Qué cambio tan mal hecho”, “Para qué no me dijo que no iba a poner a jugar a mi niño, nos hubiéramos ahorrado los pasajes. Bien ocupados que nos mantenemos. ¡Qué perdedora de tiempo!”.
Qué cosas tan extrañas las de los padres de familia. Defienden a sus hijos, “atacan” a los hijos de los demás, siempre y cuando sean los débiles. Rara vez “atacan” a los jugadores más fuertes, a no ser que sea por celos al ver vulnerado u opacado la actuación de su hijo “indefenso”. No he podido responderme la inquietud de cómo harán para educar los insatisfechos padres de familia a sus hijos ante semejante discriminación que a diario expresan tanto en los entrenamientos y muchos más, en los partidos de competencia en el fútbol de base. De los padres de familia… ¡líbranos señor!
¿Será que los padres de familia “mandarán a la banca de suplentes” a sus hijos, cuando éstos presentan bajo rendimiento escolar, familiar y social? ¿Qué tendrán que hacer los hijos para “ganarse la titularidad” educativa de sus padres? Lo más común es: “Profesor, hasta que no mejore en la escuela (o en la casa, la calle), no vuelve al equipo. Que se quede en la casa más bien”. (Abstraído por la Internet y los video-juegos). El fútbol siempre es el que paga los platos rotos.
Así es, las culpas y responsabilidades del bajo rendimiento del niño, ya sea en la casa o al ver que el equipo del que hace parte es goleado cada fin de semana, incurren en otro despropósito habitual en ellos: “Lo voy a cambiar a un mejor equipo. Acá no enseñan nada, mi hijo no ha aprendido, sigue igual”.
Son demasiados “berracos” los directores técnicos, entrenadores, monitores, instructores, etc, si los comparo con el profesor de matemáticas o español –u otro de cualquier asignatura-, podría decirle a cada padre de familia: Sí dicho profesor del sistema escolar, enseña los mismos contenidos, con el mismo tono de voz, los mismos gestos al articular y demostrar lo que dice, a ¡todo el grupo de 40 niños en general!, y el resultado de aprendizaje no es uniforme, ya que 10 ganan, 12 refuerzan, 8 necesitan de tutorías para interiorizar lo que en el aula no pudieron hacerlo, y 10 la ganan con lo preciso de la nota –“raspado”.
Entonces cómo puede ser con el fútbol en donde cada niño presenta un posición/función diferente, algunos tienen historia motriz, otros han perdido hasta la asignatura de educación física, algunos niños no los dejan salir ni al balcón de sus casas, otros cuantos no paran de jugar hasta en la sala de sus hogares, unos desean ser arqueros o defensas, volantes o delanteros. Hay que enseñarles lo táctico/técnico/reglamento/lo físico, en forma separada o grupal de acuerdo con la posición/función y con lo que el juego requisita individual/grupalmente. Si en la escuela o colegio se ven las diferencias sabiendo que la educación es más que todo individualista, ahora qué decir del fútbol que una parte se interrelaciona con la otra –que depende en gran parte de esa acción- y por eso su construcción en equipo es la mayor demostración de la unicidad de los deportes de conjunto.
Por los anteriores motivos, se hace urgente y necesaria una inducción para los padres de familia al momento de que el hijo inicie su proceso formativo evitando citaciones incómodas en las que ciertos padres de familia se crean con el mismo derecho de dirigir que el propio director técnico/entrenador. ¿Cuándo nos hemos metido a sus casas para decirles en su propia cara que no han podido educar con el ejemplo a sus hijos?
Que cada padre de familia tome consciencia que esto del proceso formativo con sus hijos es algo que nos corresponde a todos. Que si no saben para dónde van, mucho menos sabrán de las oportunidades que desperdician en la formación integral del niño con una parte que puede el fútbol proporcionarle.
Ahora bien, ¿quién es la persona que juega?
2- EL FUTBOLISTA DE BASE: APRENDER COMPRENDIENDO EL JUEGO
La inteligencia técnica de juego, una condicionante multifactorial, , para describir sobre lo que a los futbolistas de base corresponde.
Si haces la próxima indagación a cada uno de los niños y jóvenes futbolistas para comprobar si lo que desean es equivalente a lo que hacen, podrás darte cuenta que existe un gran desfase entre el cómo se preparan y el cómo juegan-compiten. En ambas situaciones, entrenarse y competir, está uno en contra del otro.
Realiza a cada futbolista de base la siguiente pregunta: “¿Quién quiere ser futbolista profesional?, que levante la mano”. Si la gran mayoría de los encuestados levantaron la mano, como muestra afirmativa de que sí quieren ser futbolistas profesionales, te afirmo sin temor a equívoco alguno: ¡Ninguno posiblemente lo será!
La justificación que hay para decir tajantemente que no podrán lograr el objetivo de ser profesionales está en la palabra “querer”. Cuando una persona dice que “quiere una cosa”, está realizando dos acciones que no se lo permitirán: Está diciendo primero que todo, que no lo es. La segunda, está reforzando la carencia.
Ya habrán pensado cada uno de ustedes: “Pues es lógico, cómo van a ser profesionales si para ello se están formando (los estamos formando)”.
La verdad es que no todo parece tan obvio como ustedes lo tratan de deducir.
Si una persona dice: “Quiero comer”, está significando que ¡tiene hambre! Si otra persona expresa: “Quiero varios vasos con agua”, nos hace concluir que ¡tiene sed! Y si nuestros futbolistas de base, dicen “Quiero ser futbolista profesional”, nos afirman que ¡Ni se entrenan, ni se preparan mental ni físicamente, y muchos menos, compiten como si fueran futbolistas profesionales! ¡HAY QUE SER Y PARECER!
Sin embargo, enuncio varios elementos con los que deseo argumentar que cada detalle es igual de importante y valioso en cuanto a la formación del futbolista de base respecta. Al mismo tiempo, los invito a que observen más allá de las siguientes frases, el verdadero significado que conllevan; y que pueden ser útiles herramientas en el proceso de enseñanza-aprendizaje del fútbol básico:
· Lo que temes es lo que atraes.
· Lo que das es lo que recibes.
· Lo que amas es lo que conviertes en realidad.
· Lo que quitas es lo que pierdes.
· Lo que resistes es lo que persiste.
· Contra lo que luches, lo fortaleces.
· Lo que piensas es lo que consigues.
· Lo que deseas es lo que te llega.
· Lo que va, viene.
· Lo que es tuyo es lo que regresa a ti.
· El que piensa pierde, el que actúa gana.
· Lo que dejes de entrenar es lo que te hará falta.
Podrán llamar a las anteriores frases: “Entrenamiento mental”, “cábalas”, “programación neurolingüística”, “supersticiones”, “charlas psicológicas”, “profecías autorrealizadas”, “la ley de atracción” o “fútbol Light”; en fin, ¡llámalas como desees llamarlas! En todo caso, para respetar el conocimiento –o desconocimiento- que poseas sobre el tema, de algo estoy completamente seguro: Nuestros futbolistas de categorías menores entrenan, se preparan y juegan NO COMPRENDIENDO (sin sentirse/sin actuar) profesionales, sino todo lo contrario: se parecen a los futbolistas recreativos de las mañanas dominicales que existen en los espacios destinados para ello.
Si desea el futbolista menor convertirse en todo un profesional, tendrá que experimentarlo primero, pues no puede aspirar –el niño o joven que juega- a tal propósito si se entrena, se prepara y juega como todo un primíparo. No puede ensayar el papel del lobo, si al momento de la presentación de la obra, termina representando el papel de caperucita roja.
Acomodemos la anterior expresión en términos eminentemente futbolísticos: Si desea el niño o joven transformarse en un futbolista profesional, tendrá que repetirlo una y otra vez (con la forma de entrenarse, de prepararse y de jugar-competir), y de tanto hacerlo, se transformará en ello.
Cuando ciertos futbolistas menores “se cansen” de experimentar lo que no son (futbolistas sin un claro proyecto personal deportivo-social), podrán experimentar lo que sí pueden llegar a ser (Talentos con proyección profesional).
Para poder formarse como un futbolista de talento, primero tiene que dejar de jugar como un futbolista del “montón”... No puede lograrse un objetivo si se vive actuando contrario a lo que desea.
¡QUE LOS FUTBOLISTA SE PREPAREN PARA TRIUNFAR EN EL FÚTBOL, NO PARA GANAR UN PARTIDO!
Todas estas reflexiones surgen desde lo que cada futbolista menor piensa y hace, pues son muchos de ellos inconscientemente exigentes, piden sin dar nada a cambio.
De situaciones complejas somos testigos a la hora de que el niño o joven se le tiene en cuenta para ser promocionado a categorías superiores:
I. Aspira (y sueñan) a ser promovido en divisiones mayores y a la hora que se le anuncia ese proceso, sufre hasta de crisis de pánico que ameritan su hospitalización.
II- Al momento de estar integrando otras categorías superiores a la que le corresponde, saca a relucir ese ser fantasmagórico llamado el ego. Los directivos y directores técnicos creyendo que están haciendo el bien, terminan casi ejerciendo el papel de psicólogos para que él reconsidere su comportamiento personal y deportivo.
III- Encontramos, de igual forma, a niños y jóvenes con una insatisfacción con su director técnico por varias causas: a- “Porque el profesor no me tiene confianza”…Pues no sabe –ni se ha enterado- el niño o joven que lo que al director técnico no le tiene confianza es a la desconfianza que siente él consigo mismo como persona-jugador.
b- “Es que… quién va a jugar con ese director técnico que no lo deja hacer nada a uno. Eso de que hay que jugar sencillo y a dos toques, me limita como jugador”. Si pudiéramos ver al niño o joven futbolista la forma de jugar al momento de hacerlo en su barrio, en la escuela y en las “recochas”, con un virtuosismo tal, que es todo un talento. Pero como es ya sabido por todos nosotros, muchos de los futbolistas de las categorías menores igualmente clasifican los retos.
c- “¡No, quién va a llegar!...En el fútbol sólo existe la rosca. Lo malo es el no estar en ella. Al director técnico le gusta casarse con los jugadores que tienen plata”. Sin embargo, con la forma tan “profesional” de entrenarse algunos futbolistas menores, queda claro que lo más seguro que obtendrán, será el fracasar una y otra vez en el intento por llegar al objetivo de ser futbolistas profesionales.
A la hora de formarse, educarse y transformarse como desea el niño y el joven futbolista ser, existe un proceso que arroja los mejores resultados siempre y cuando se lleve a cabo con responsabilidad y disciplina. Sólo hay que modificar la frase: “La práctica hace al maestro”, por: Entrenarse, prepararse y jugar-competir tal y como lo desea ser, es la única manera de poder serlo. No he sido testigo directo del primer entrenamiento circense en donde el lanzador de cuchillos se haya preparado matando a sus “ayudantes suicidas”.
Si desea el futbolista de base lograr el objetivo de convertirse en futbolista profesional, el secreto está en combinar: El pensar, el decir y el hacer (predicar y practicarlo). Si no lo consideras valedero pues te digo que: Si cada futbolista menor piensa, dice y juega como si no tuviera las capacidades y las condiciones para jugar con talento, es lo mismo que afirmar que no desea serlo, ya que todas esas dos situaciones (Sentir que le faltan cualidades o que se siente inseguro de jugar y que no desea ser futbolista profesional) producen los mismos resultados.
Cuando los psicólogos deportivos y/o el departamento de gestión humana de los equipos y clubes deportivos, investiguen a fondo la verdadera causa del porqué del comportamiento de nuestros futbolistas menores dentro y fuera de la cancha; podrán encontrar todas las respuestas.
Para quienes no tienen conocimiento de qué se trata, pues se ha nombrado al ego como algo exclusivo de los futbolistas argentinos. Sin embargo, es mucho más que eso. Las repercusiones han traspasado las fronteras de dicho país austral.
El ego es el producto de las siguientes circunstancias:
1. Identificación con la mente: Cuando la persona cree que es su mente, es lo mismo que afirmar que es esclava de ella. Debido a esa dependencia psicológica, hay una gran producción de pensamientos que por ser repetitivos, su accionar incesante se convierte en “rumiar” los mismos contenidos una y otra vez hasta producir pensamientos negativos en su mayoría. Si lo deseas comprobar por ti mismo, te dejo esta tarea: ¿Eres el dueño de lo que piensas? ¿Puedes dejar de pensar cuando tú mismo des la orden? ¿Eres el amo o el esclavo de tu mente? ¿Tu vida transcurre bajo la influencia del tiempo psicológico –pasado y futuro- en la mayor parte de la misma?
La mente es una herramienta útil si la utilizas. Si es todo lo contrario, que ella te utilice, es la generadora de emociones negativas. Recuerden, pensamientos negativos producen emociones negativas y viceversa.
2- Identificación con el cuerpo físico: El creer que eres el cuerpo físico, hace que surja en ti la necesidad de “cubrirlo” con los más finos detalles. Adornar la parte física se constituye como un estilo de vida que genera sufrimientos y felicidad, dependiendo de cómo nos ven y cómo nos vemos, respecto a la valoración de los cánones de belleza que ha construido falsamente la sociedad de las apariencias.
3- Identificación con las cosas: El darle un mayor valor a las cosas materiales sería equivalente que decir que “eres y vales según la cantidad de cosas que poseas”. En donde el mundo superficial se funde en la necesidad de aparentar para ser valorado. Sociedad de consumo.
4- Necesidad y búsqueda constante de ser adulado o idolatrado: El ser objeto de admiración es como afirmar que la importancia de la vida en sociedad se fundamenta más en lo que haces que en quién eres realmente.
Ahora bien, traduzcamos las anteriores cuatro características que conforman el ego llevándolas a la parte futbolística. Resolviendo de esta forma, los interrogantes más comunes dentro del proceso formativo con nuestros futbolistas profesionales del futuro (pues no lo han podido ser en el presente. Tocará seguir esperándolos):
· Nuestros futbolistas de base están llenos de inseguridades, al momento de jugar, debido a que sus pensamientos están mal enfocados en el sentido en que se concentran tanto en el error y en el miedo a fallar, que con justa razón los convierten en realidad.
· La carga psicológica que no pueden soportar durante las exigencias que adquieren al ser promovidos a categorías superiores (Hasta algunos ser concentrados con el equipo profesional), genera en ellos demasiado estrés producto de centrar su atención en sus pensamientos negativos repetitivamente: ¿Seré capaz? ¿Qué me sucederá si fallo? , cuya válvula de escape se detona en la parte emocional.
· La necesidad continua de sentirse valorados en lo social, hacen que se sumerjan en conflictos y actos de indisciplina debido a la necesidad de estar en “todas partes” para recibir los mayores elogios y pronunciar interiormente la simulada frase “¿No saben quién soy? ¿…ustedes a quién le han ganado?”.
· Invertir la considerable o normal cantidad de dinero que reciben, como parte del apoyo formativo, en artículos de lujo para estar al orden de las exigencias del tener por encima del Ser.
· La falta de un proyecto personal/deportivo consciente hace creer en ellos que con su forma de jugar, merecen ya todos los beneficios económicos y de promoción deportiva sin hacer el proceso formativo de forma coherente y secuencial. Es normal este aspecto en ellos, ya que sus referentes para tal percepción, se encuentra en aquellos jugadores que con su misma edad, ya poseen lujos y son portadas de periódicos locales y/o nacionales.
· La vida personal, sexual y disciplinaria toman rumbos desproporcionados en el fin de semana, pues si no participa de cada uno de los compromisos que como joven “tienen derecho a disfrutar”, entonces el propósito de su vida carece de sentido.
· Las adicciones marcadas que presenta hacia las relaciones afectivas, los juegos electrónicos, el consumo de sustancias y bebidas, la Internet y demás; hacen que la relación proyecto personal de vida y formación deportiva se vean truncadas por sus dependencias psico afectivas y emocionales.
· Las falsas exigencias en las que se someten a los jóvenes futbolistas faltos de una formación integral, generadas desde los medios de comunicación, la moda, la cultura del cuerpo y la sociedad de consumo; son el caldo de cultivo en el que la gran mayoría de ellos son victimas “inconscientes”. Desde las anteriores bases argumentativas es de donde hemos escuchado la misma eterna frase “Se han desperdiciado/perdido demasiados futbolistas de talento”.
· La “presión familiar” a la que a diario se ven sujetos causada por varios motivos: 1. Dificultades económicas. 2. Desinterés por continuar con su formación académica dizque por “dedicarle todo el tiempo al fútbol”. 3. Incertidumbre por lo que al futuro como futbolista profesional pueda llegar a ser una realidad. 4. Entrenamientos y resultados negativos por la falta de compromiso y pasión por el formarse íntegramente.
Como lo han podido observar cada uno de ustedes, el ego, no es lo que siempre hemos pensado de él: “un futbolista argentino prepotente”. Es mucho más que eso, es la diferencia que se haya entre lo que se tiene y en lo que se Es. Ser y tener, son dos elementos que se hayan igualmente dentro de la dualidad de este mundo. Por decirlo de otra manera: el ego, ¡es el estado actual de la humanidad!
Considero que han sido básicos los elementos expuestos hasta este momento en cuanto a lo que a la formación del futbolista de base incumbe. Si en una anterior entrega mencioné que la formación del presente está basada en el tecnicismo y que la formación del futuro tendrá que establecerse sobre lo socio deportivo y humanístico, el verdadero éxito se haya en un proceso formativo continuo y acorde con los cambios culturales y sociales dentro de los que el futbolista nace, se forma y desarrolla.
El proceso, la clave del ganador (5)
La formación de un equipo exige un marco preestablecido basado en la mejora de los jugadores. Es un poco como un rompecabezas. Dibujamos imágenes que son nuestros jugadores para luego asociarlas a otras piezas que formarán el equipo.
Le corresponde a ustedes pues, determinar bien las necesidades de sus jugadores y orientarse prioritariamente hacia ellas. Tiene que recordar siempre que la palanca básica de una estrategia es el jugador técnicamente capaz de ejecutar una maniobra.
Cuando hayamos reunido todos los elementos técnicos necesarios para la victoria, pedimos a los chicos que crean en sí mismos, que crean que la victoria está a su alcance.
Ahí entra en juego la gestión de las emociones.
Según la percepción del niño, cree o no cree en ello. Aunque el niño se desenvuelve bien en el entrenamiento, la presión de un partido puede arruinar completamente su actuación. No podemos confiar en nosotros mismos sólo teniendo en cuenta lo que nos pasa. Si no, aceptamos ser presa de los acontecimientos.
Tengo que encontrar el proceso adecuado para guiar nuestros chicos hacia una buena actuación. En primer lugar, tengo que creer en mi plan, un plan flexible basado en la escucha de las necesidades de mis jugadores.
Luego, pido a los niños que se impliquen en este camino que lleva a un objetivo concreto. Quiero verles jugar con intensidad, con alegría. Es una lástima, pero algunos tienden a creer que hay que estar serio y poner cara de frialdad para ser intensos. Cuando vamos ganando, todo el mundo sonríe. ¿Sabe? Cuando no tenemos nada y tenemos el viento en popa, la alegría siempre está presente. Es cuando perdemos la dirección que las cosas no van tan bien. Todavía hay mucha intensidad, pero está mal canalizada. Ya no dominamos nuestras emociones, son más bien las emociones las que nos controlan. Y ya estamos echando la bronca a los árbitros y los jugadores, culpando y culpándonos. El pánico cunde entre los padres, y así sucesivamente. El proceso tiene que llevar a los niños hacia un crecimiento constante, hacia un mejor estado. Tiene que enseñarles a ustedes a tener éxito y ser felices con lo que hacen.
Si su plan está estructurado para imponerles una presión, se producirá un fenómeno muy extendido: productividad versus ansiedad, ansiedad versus reactividad. Si, por el contrario, valoriza usted la implicación en un proceso entretenido, contribuirá usted a la evolución sana de los niños en un mundo fascinante y que entusiasma. El niño está en condiciones de sorprenderle con uno de sus regalos más bellos.
Desarrollar una pasión es barrer todo lo que ensombrece la inspiración, entre otras cosas el pasado. Éste debe quedar constantemente atrás. Sobre todo, es preciso que no nos entretengamos dando vueltas a nuestros errores o flagelándonos. Las experiencias del pasado tienen que servirnos de trampolín para la mejora o el cambio. Tenemos que actuar en acción y, así, forzar al adversario a ponerse en reacción.
Ahora comprende usted que cuando domina a los que ama, les impone una reacción. Su objetivo, como entrenador, es permitirles hacer acciones. Éstas tienen que haberse aprendido en el entrenamiento mediante la repetición y la valoración.
Un atleta tiene que tomar conciencia de que corrige un modo de hacer teniendo la visión clara de la acción correcta, el movimiento correcto y la estrategia correcta.
CONCLUSIONES
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