Habrá quien piense que a
Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira no lo vimos jugar, sino
que lo soñamos. Es posible. Imaginen a un tipo que era jugador pero defendía su
derecho a fumar y beber sin tener que esconderse, daba patadas al balón para
luchar por la democracia, leía filosofía y estudiaba medicina, componía
canciones y tiraba penaltis de tacón. Enseñaba al mundo que el mejor equipo no
es el que gana: es el que no se olvida.
En la red social sigue
mostrándose como lo que es; un tipo a contracorriente. Recomienda canciones de
ska, difunde mensajes muy a la izquierda de Lula y recoge el cariño que le
profesa medio mundo
Los grandes jugadores se
construyen en la estadística y la telegenia, en los títulos y las imágenes
bellas. Los mitos se construyen en el corazón de los hinchas. Y yo, cuando veo
una imagen de Sócrates vestido con la camiseta de Brasil o la del Corinthians,
revivo lo que ningún otro jugador me ha hecho sentir jamás, igual que cuando
reviso al Brasil del Mundial de España de 1982: Sócrates no jugaba al fútbol.
Era el fútbol.
El 5 de septiembre nos
desayunamos con la noticia de que Sócrates estaba ingresado en cuidados
intensivos por una grave hemorragia en el sistema digestivo. A sus 57 años, su
cuerpo le hacía pagar sus excesos, aunque ya hacía tiempo que bebía cerveza sin
alcohol atendiendo a su propio consejo de médico. Llegó a estar en cuidados
intensivos. Por suerte se recuperó, como si le hubiera parecido poco poético
morirse así, y al poco tiempo ya estaba tuiteando al mundo que se encontraba
bien. En la red social sigue mostrándose como lo que es; un tipo a
contracorriente. Recomienda canciones de ska, difunde mensajes muy a la
izquierda de Lula y recoge el cariño que le profesa medio mundo. En cierta
ocasión se mostró entusiasmado por la cantidad de mensajes de españoles que
recibía. Aquellas tardes de Sarriáen 1982 marcaron algunas mentes futboleras en
la piel de toro.
Pero Sócrates es un
icono global en lo futbolístico y lo artístico. Un ejemplo es el de Múm, un
grupo de música experimental islandés. Unos tipos raros. Uno de sus dos
miembros fundadores, Örvar Þóreyjarson, es un poeta y músico de 34 años que
siempre sintió que Sócrates era su hombre en el césped, la representación de la
poesía en pantalón corto. En 2009 cumplió el sueño de hacerle una entrevista.
Juntos repasan su carrera y cada frase del ex futbolista es un pequeño tratado
de filosofía aplicada al juego que llevó a otro nivel.
“El fútbol se da el lujo
de permitir ganar al peor. Nada más marxista o gramsciano que el fútbol”
En el Mundial de 1982,
nadie jugó al fútbol como Brasil. Quizá, ningún otro equipo de la historia lo
hizo, aunque sea una selección desterrada del Olimpo oficial por haber caído en
la liguilla de cuartos de final contra el futuro campeón. Italia era peor que
Brasil. Aunque ganase el Mundial. Y Sócrates lo sabía. Así, aplica a una
derrota dolorosa la poética de la justicia marxista. Y de paso cita a Gramsci,
padre del comunismo italiano. Que duele más.
“Los futbolistas somos artistas, y los artistas son los únicos trabajadores que tienen más poder que sus jefes”
En 1982, el Corinthians
estrenaba presidente: Waldemar Pires, que puso al mando de las decisiones
deportivas a Adilson Monteiro Alves, un tipo de mentalidad abierta que abogaba
por darle poder a los jugadores. Así, idearon un sistema de funcionamiento en
el que todos los empleados del club, desde el mejor jugador al último utillero,
tenían un voto que valía igual en las asambleas en las que se tomaba cada
decisión del club. Sócrates era la cabeza pensante en el vestuario. Juntos
decidían las contrataciones, los hábitos del equipo y hasta las horas del
entrenamiento. El experimento funcionó: el equipo fue campeón paulista en 1982
y 1983.
Además, el apoyo del
publicista Washington Olivetto hizo que el equipo se posicionara políticamente
de una manera muy original: en algunos partidos, llevaban impreso en la
camiseta un mensaje político, a favor de la instauración de la democracia en un
país que vivía bajo el yugo de una dictadura militar desde 1964. El lema de la
Democracia Corinthiana era “ganar o perder, pero siempre con democracia”.
“En Brasil, los bebés con pañales ya quieren irse a jugar a Europa”.
Sócrates solía llevar
una cinta para el pelo en la que escribía lemas reivindicativos contra la
violencia, el Apartheid sudafricano o pidiendo comida para Etiopía. Sócrates
jugó en la Fiorentinauna temporada, pero nunca se adaptó a un fútbol que
propugnaba la preparación física y la disciplina y señalaba al hedonismo y la
disidencia. Su carrera desmitifica el triunfo, el éxito y el dinero. El
brasileño renegó de cualquier orden que contradijera su conciencia. En el
Mundial de 1986, el famoso gol que no le dieron a Míchel contra Brasil fue
contrarrestado por uno de Sócrates que dio el triunfo a la canarinha. El
mediocampista venció por su equipo, pero en la sala de prensa se negó a dejar
tirado a un conjunto, en este caso el rival, que se sentía de verdad atracado.
“Este Mundial está hecho para que nosotros y México lleguemos muy lejos”, reconoció, dando a entender que los colegiados iban a favorecer a su selección.
La historia quizá nunca
haga justicia a ese barbudo de metro noventa y un 38 de pie que la tocaba de
tacón porque la puntera le parecía grosera. Su palmarés no es el de uno de los
más grandes de todos los tiempos. Pero su huella, las sensaciones que provocó y
lo que significa en la historia social del fútbol hacen de él una leyenda y un
ídolo de otra pasta. Para muchos, para mí, es el mejor. No te mueras nunca,
Sócrates.
Mundial de 2014: Otro Maracanazo
Preguntaron a Sócrates
sobre el Mundial de fútbol que en 2014 volverá a jugarse en su Brasil. El país
vive a contracorriente de la profundísima crisis europea y norteamericana, en
una especie de burbuja que eleva la autoestima de sus compatriotas. Aunque aún
restan tres años para que empiece a jugarse y todavía la canarinha anda
buscando la magia perdida, muchos confían en que esa Copa se quede en casa.
Sócrates no. Dijo en una entrevista con el portal Gazeta Esportiva:
“El Mundial será una vergüenza en términos organizativos y la final será Argentina 2-Brasil 0, con dos goles de Lionel Messi. Escribiré un libro sobre eso”
“El Mundial será una vergüenza en términos organizativos y la final será Argentina 2-Brasil 0, con dos goles de Lionel Messi. Escribiré un libro sobre eso”
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RECOPLILACION FUTBOL FORMATIVO
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3 comentarios:
Ni en Brazil ni en ningun otro lado porque todo hoy es repeticion y mas repeticion, y nada de creatividad...
Posted by Lorenzo
Menos ejercicios analaticos, y mas juego globales, pero mas que todo crear un ambiente que le permita al jugador ser creativo. Cuando cometa un error, incentivarlo a que siga tratando, que para eso estan los entrenamientos, para tratar y perfeccionar sus habilidades. Ademas hay que insistir en jugar bonito. Una vez este plantada esta semilla, lo demas es cosa del tiempo.
Posted by Lorenzo
Hola a todos.
Interesante debate.
Creo que a Brasil, el Mundial del 82 en España le hizo dudar de su filosofía de juego.
Yo supongo que sí hay talentos, pero hace falta apostar por ellos.
Hoy en día, el juego del Barcelona, de la selección española, e incluso la alemana demuestran que este tipo de jugadores te aseguran muchas posibilidades de triunfar.
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